viernes, 3 de junio de 2011

Comisión de Defensa de la Democracia

Me gustaría comenzar este tema resaltadon ciertos puntos que a priori parece muy necesarios pero que se han venido dejando de lado por ser considerados normales, o establecidos en las sociedad.
En este caso me gustaría hacer relevancia al marketing que nos someten desde los medios de comunicación, y que muchos grupos antisistema, y también algunos intelectuales, vienen citando como desinformación de los medios de información. A este respecto me gustaría citar, la fuerte influencia que ofrecen los medios de comunicación para influenciar sobre las masas, en sentido positivo, como por ejemplo para alertar de una catástrofe y otras veces en sentidos conflictivos, cuando se realizan anuncios de Televisión que son muchas veces engañosos como por ejemplo en la teletienda, o bien cuando se influye fuertemente sobre la opinión de las personas con noticias políticas carentes de contenido o no suficientemente explicadas.

Es en esta última disyuntiva donde planteo la necesidad de instaurar un ente regulador de la información política cuando estas informaciones están basadas en hechos económicos o cuantificables. Y prohibir de todo modo cualquier tipo de desacreditación de tinte personalística entre los políticos y los partidos que nada hacen por beneficiar el debarte y conocimiento, y más aún el fin último de los medios de comunicación como link de comunicación entre los ciudadanos y sus dirigentes.

A este respecto me gustaría que la gente se planteará la regulación existente por ejemplo en los anuncios de televisión. Mientras que existe mucha más libertad para poder decir o argumentar un producto de consumo, no existe el mismo grado de libertad por ejemplo para el anuncio de un producto farmacéutico.

- En España, incluir un producto farmacéutico que está destinado a la prescripción médica no está permitido en los anuncios de televisión. Piensen, las controvertidas discusiones que se podrían desatar entre consumidores mal informados por los medios de comunicación, y la opinión profesional sobre un médico.
- Por otro lado en España, existe responsabilidad clínica en las operaciones así como cuando un médico trata a un paciente. Piensen de otro modo, como un médico podría responsabilizarse de las decisiones de sus pacientes si estos tomasen decisiones en función de lo que aparece en los anuncios de televisión.
- Por otro lado en España, existen procesos de reclamación, cuando un anuncio de televisión no se corresponde abiertamente con la realidad, y cuando por otro lado, las promesas de un fármaco de ser curativas sobre un paciente tampoco se cumplen.
- También existe una entidad que se encarga de regular que la publicidad que reciben los médicos por parte de las empresas productoras de fármacos es completamente legal y de acuerdo con las leyes del país, que ningún regalo que recibe un médico no esté relacionado con su propia activadad médica, o que estos regalos no superen un valor de 20 euros. Cualquier regalo superior a este precio ha de ser declarado ante la utoridad estatal o autonómica competente.

Sin embargo, la profesión política y las empresas por así decirlo políticas que son los partidos. No disponen de ninguna regulación respecto a sus actividades ni para sus decisiones ni tampoco para sus afirmaciones en medios de comunicación. Así como los medios de comunicaicón nos someten y nos contagian al sistema con los mismos virus que podrían hacer las empresas farmacéuticas si estas no estubieran fuertemente reguladas, y no basaran sus afirmaciones en fuertes estudios científicos.